El pasado mes de Febrero, la Federación de Comerciantes de Sevilla (APROCOM) firmó un convenio con la empresa INDRA para instalar un sistema de videovigilancia urbana en las calles de los 6 "centros comerciales abiertos" y 12 polígonos industriales de Sevilla.
APROCOM lleva tiempo presionando al Ayuntamiento para la instalación de las cámaras que “velarán por la seguridad” de sus negocios, argumentando que seremos todxs los ciudadanxs lxs principales beneficiadxs por su instalación. Mientras, su presidente exige que se instalen en las calles comerciales del centro, ya que éstas “son los lugares donde se registran la mayoría de actos vandálicos a establecimientos y negocios”.
Sin embargo, pretende que las paguemos con nuestro dinero íntegramente.
¿Quieres que te estén vigilando continuamente mientras paseas por tu calle?
¿te vas a sentir libre mientras te observan por una cámara?
¿quién estará tras esas cámaras?
¿quién vigila al vigilante?
Además, otra estrategia del vigilante es hacerte sentir culpable si estás en contra de sus mecanismos, pero... ¿es algo malo rechazar que te vigilen y observen continuamente? ¿cómo te sentirías si alguien apuntase esa misma cámara sobre ti caminando a tu lado..?
Recientemente en Londres, la ciudad más videovigilada del mundo, un amplio sector del gobierno y la sociedad han denunciado el total fracaso de estas medidas en materia de seguridad, pues el 80% de los casos grabados siguen sin resolverse, tras un gasto de cientos de millones.
INDRA, quien se llevaría esos millones, es la principal empresa armamentística del Estado Español, responsable de buena parte del proyecto del SIVE (frontera electrónica) en el Estrecho. Esta empresa suministra alta tecnología militar para perfeccionar armas, y recientemente ha obtenido contratos para modernizar los simuladores de los helicópteros del ejército norteamericano. Ahora traslada sus tecnologías militares al control urbano.
La Asamblea por el Libre Uso del Espacio Público La Calle es de Todxs, se opone totalmente a este proyecto, incluso si finalmente fuera realizado con capital privado, por suponer un atentado a nuestro legítimo derecho a la intimidad y a la propia imagen. Esto se enmarca perfectamente en el modelo de ciudad que se viene implantando a marchas forzadas en Sevilla, a base de control policial en el espacio público y recorte de libertades, para barrer de las calles lo que no gusta ver. No queremos una ciudad-escaparate donde al salir a la calle sientas que te están observando en todo momento. Queremos una ciudad de calles vivas y personas libres, no una cárcel a puertas abiertas.
LA CALLE ES DE TODXS.
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